El otoño vendrá con caracolas,
uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos,
porque te has muerto para siempre.
(Federico García Lorca)
Con estos versos elegiacos, una temporada más, sorteadas las fiestas agrarias de la vendimia, nos adentramos en la estación en que el sol declina ya rápidamente y las brumas se arrastran hechas jirones entre montes y sembrados. Si el culto a los muertos caracteriza en una de sus múltiples facetas la singularidad de la especie humana, dentro del orbe cristiano es tradición milenaria celebrar justo en estas fechas la memoria de los que nos acompañaron en vida.
Los orígenes de la festividad
Parece ser que, en origen, el día de Todos Los Santos fue instaurado para conmemorar las víctimas, elevadas a los altares por el Cristianismo, de las persecuciones del emperador romano Diocleciano en el siglo IV. Eran tantos los mártires, conocidos y desconocidos, que se decidió agrupar en un solo día la evocación de su recuerdo. El Papa Gregorio III, en un proceso de aculturación habitual en la Iglesia de los primeros tiempos, superpuso la celebración de Todos Los Santos a la celebración pagana del Año Nuevo celta que se celebraba en esta época del año.
Finalmente, desde el siglo noveno, Gregorio IV consagra y extiende a toda la iglesia cristiana el uno de noviembre como solemnidad litúrgica de Todos Los Santos, también y especialmente en este caso, de todos aquellos santos anónimos que, a diferencia de los santos conocidos y con día propio en el calendario, sin duda se contarán entre los amigos o familiares de muchos que este día se acercan a los cementerios a depositar sus ofrendas florales. El primero de noviembre es día de recordar los santos anónimos y, por extensión, los santos del pueblo y de la calle, de todas las familias cristianas, santos que acompañaron la vida cotidiana, familiar y social de tantos creyentes.
El día de Difuntos
A la celebración gozosa de la memoria de aquellas almas que han accedido a la gloria del cielo, le sucede el Día de Difuntos, el segundo día de noviembre. En las iglesias se celebra el Oficio de Difuntos y todas las misas son de Requiem. Las almas de los difuntos, todavía no purificadas totalmente, esperan que los rezos de sus allegados les empujen hacia la gloria eterna. Fue San Odilio de Cluny (1048) quien introdujo este rito entre las congregaciones benedictinas, para extenderse posteriormente a toda la comunidad cristiana.
Tradiciones de Todos los Santos
Más allá de lo estrictamente escatológico que encierran estos rituales en torno a la muerte, siempre tan presente, en estos días se endulzan horas y recuerdos con viejas creaciones gastronómicas como los buñuelos de viento (recordar: por cada buñuelo ingerido, dicta la tradición que es salvada un alma del purgatorio), los huesos de santo o los panellets, muy extendidos por los territorios de la antigua Corona de Aragón.
También en España, representaciones del Tenorio se suceden en estas fechas en distintos escenarios. Incluso en cementerios es recreado el viejo mito español y universal de Don Juan, en la versión de José de Zorilla (Don JuanTenorio, 1844), cuyo último acto precisamente transcurre durante la noche de Todos los Santos.
Las Flores La Rosaleda para el día de Todos los Santos
Por lo que a nosotros, los del gremio de la floristería, atañe, estos días y sus vísperas traen ajetreo y responsabilidades extraordinarios hacia nuestros clientes. Con unos cuantos días de antelación Floristería La Rosaleda ha venido anticipando, un año más, las demandas que todos los años debemos satisfacer ante una clientela variada.
Cuando los ojos del lector estén transitando estas líneas, buena parte de nuestro trabajo estará cumplido. Las jornadas previas dedicadas, entre otras cosas, a la reserva del género, mayoritariamente en este caso claveles y gladiolos frescos, así como crisantemos (tanto en maceta como en flor cortada) habrán conseguido que diariamente lleguen a nuestros establecimientos los mejores manojos de flor y las mejores plantas para, acto seguido confeccionar los arreglos funerarios que nuestros clientes portarán a las tumbas de sus difuntos seres queridos.
Sin olvidar la opción, también muy extendida de recurrir a las flores artificiales, confeccionadas en tela u otros materiales sintéticos, cuya gama es amplia y su hermosura no desmerece en nada de las naturales a las que imitan.
Son días en que muchos zaragozanos pasan por nuestros establecimientos de La Rosaleda en el centro de Zaragoza, para adquirir las flores que posteriormente portarán al camposanto de la ciudad o de localidades cercanas.
Desde Flores La Rosaleda queremos una vez más, un año más recordar a todos nuestros clientes que estamos a su disposición, en esta ocasión también, para ayudar y acompañar en la celebración del día de Todos los santos.